Narraciones de una vida fuera de casa, elaborados análisis y un registro histórico de un diseñador gráfico.
29 de diciembre de 2008
Jano, dos direcciones.
En la mitología romana Jano era el dios del pasado y el dios del porvernir. Por eso se le representaba con dos caras, una volteando hacia atrás y otra, hacia adelante.
Jano prestó además su nombre para denominar el primer mes del año, tuvo algunas modificaciones morfológicas al pasar a distintos idiomas: Janvier (francés), Januar (alemán), Janeiro (portugués), January (inglés) y enero, Ianuarius en latín.
Otras de las facultades atribuidas a Jano es la de que miraba al solsticio de verano por un lado, (entre el 20 y el 22 de junio), que simbolizaba la puerta de entrada para aquellas almas que iban a llegar a la Tierra gracias a los nacimientos, y al solsticio de invierno por otro, (21 de diciembre), que es por donde las almas abandonaban los cuerpos físicos que habían encarnado para dirigirse a otras dimensiones.
Venerado en la antigua Roma, donde una estatua que lo representaba, situada justo en el centro del templo, miraba hacia las dos puertas, una se encontraba en el oriente y otra en el occidente del edificio. En una de sus manos divinas se encontraba el número 300, en la otra el 65, pues controlaba el paso del tiempo.
Como dios de los comienzos, se lo invocaba públicamente el primer día de enero (Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque inicia el nuevo año. Se lo invocaba también al comenzar una guerra, y mientras ésta durara, las puertas de su templo permanecían siempre abiertas; cuando Roma estaba en paz, las puertas se cerraban. Jano no tiene equivalente en la mitología griega.
Vía: arango grover
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